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Prueba ahora gratisCuando una relación laboral llega a su fin, aparece un documento clave: el finiquito. Se trata, ni más ni menos, de la liquidación de todas las cantidades que la empresa te debe en el momento de tu salida. Es un derecho que te corresponde siempre, sin importar el motivo: un despido, el fin de un contrato temporal o incluso si eres tú quien decide marcharse.
Es importante no confundirlo con la indemnización. Mientras que la indemnización solo se paga en ciertos escenarios (como un despido improcedente), el finiquito es una obligación ineludible para la empresa.

Saber cómo se calcula un finiquito es fundamental, sobre todo si trabajas en sectores con mucha rotación, como la hostelería, el comercio o la organización de eventos. En estos entornos tan dinámicos, los contratos temporales y los cambios de equipo son el pan de cada día. Por eso, tanto los empleados como los responsables de RR. HH. deben dominar este cálculo para que la transición sea justa y sin malos rollos.
Piensa en el finiquito como la factura final de tu relación con la empresa. Es el documento que pone negro sobre blanco todos los importes que has generado pero que todavía no has cobrado. Es tu garantía de que recibirás hasta el último céntimo que te has ganado con tu esfuerzo.
Para que te hagas una idea, el cálculo del finiquito es básicamente una suma de varios conceptos clave. Si entiendes de dónde sale cada cifra, podrás comprobar que tu liquidación es correcta. La estructura de un finiquito casi siempre incluye lo siguiente:
En resumen, el finiquito se asegura de que no quede ninguna deuda pendiente entre tú y la empresa. No es un regalo ni un premio, es simplemente el pago de lo que ya es tuyo por derecho.
Entender bien cada una de estas partidas es crucial. Un pequeño error en el cálculo, por insignificante que parezca, puede suponer que pierdas dinero. Por eso, esta guía está pensada para darte un enfoque práctico y claro, ayudándote a desglosar y revisar cada euro. Así evitarás los errores más comunes y posibles reclamaciones.
Para los profesionales del sector, una gestión impecable del finiquito es una pieza fundamental en la planificación de recursos humanos. Si quieres profundizar más en estos temas, la web de Shyfter ofrece información muy útil para la administración de personal.
Para entender de verdad cómo se calcula un finiquito, lo primero es desglosar las piezas que lo forman. Piénsalo como si fuera una receta: cada ingrediente es fundamental y debe medirse con precisión para que el resultado sea el correcto. Dominar estos conceptos es clave, tanto si eres un empleado que quiere verificar su liquidación como un responsable de RRHH en el sector retail u hostelería que necesita tenerlo todo claro.

El finiquito no es más que la liquidación de cuentas que la empresa hace contigo cuando se acaba la relación laboral. Incluye todo lo que te deben hasta ese último día: los días trabajados del mes en curso, las vacaciones que no te has cogido y la parte generada de las pagas extra.
En España, el punto de partida suele ser el salario bruto diario. ¿Cómo se saca? Fácil: se divide el salario anual entre 365 días. Por ejemplo, si un empleado cobra 18.250 euros al año, su salario diario bruto es de 50 euros. A partir de ahí, se construyen los demás cálculos. Y si quieres profundizar en la gestión de nóminas y personal, en Shyfter encontrarás recursos muy útiles.
Este es el componente más directo y evidente. Se trata, ni más ni menos, del sueldo que te corresponde por los días que has trabajado durante el mes en que te vas y que, lógicamente, aún no te han pagado.
El cálculo es sencillo. La empresa coge tu salario bruto mensual y lo divide entre 30 (es lo más habitual) para obtener tu salario diario. Luego, solo tiene que multiplicar esa cifra por el número de días que has currado ese último mes.
Aquí la cosa se complica un poco, porque todo depende de cómo te abonen las pagas extraordinarias. Hay dos escenarios principales:
Este cálculo suele generar bastantes dudas. Por eso es vital que revises tu convenio colectivo para saber exactamente cuántas pagas tienes y cuándo se devengan. Para tener una visión más clara de estos conceptos, te puede ayudar nuestra guía sobre cómo se hace una nómina.
La ley es clara: cada trabajador tiene derecho a un mínimo de 30 días naturales de vacaciones al año, lo que equivale a 2,5 días por cada mes que trabajas. Si al terminar tu contrato todavía te quedan días de vacaciones en el tintero, la empresa no te los puede dar. Está obligada a pagártelos.
El importe de las vacaciones no disfrutadas se calcula multiplicando los días de vacaciones que te quedan por tu salario diario. Es, en esencia, una compensación económica por un descanso que has generado pero que no has llegado a utilizar.
Por último, el finiquito debe incluir cualquier otra cantidad que la empresa te deba. Esto es una especie de "cajón de sastre" donde entra todo lo demás.
Aquí podemos encontrar desde horas extraordinarias que hiciste y no te abonaron, hasta bonus por objetivos, pluses de nocturnidad, gastos de transporte o cualquier otro complemento salarial que esté reflejado en tu contrato o en el convenio. Es el ajuste final para dejar todas las cuentas a cero.
La teoría está muy bien, pero donde de verdad se entienden las cosas es con los números sobre la mesa. Por eso, vamos a desglosar un caso práctico para que veas exactamente cómo se calcula un finiquito. Nos centraremos en un empleado del sector retail, un entorno muy dinámico donde estos cálculos son el pan de cada día para los equipos de RRHH.

Pensemos en Ana, una vendedora cuyo contrato termina el 15 de septiembre. Para calcular su liquidación, necesitamos algunos datos básicos que, por lo general, encontrarás en tu nómina, contrato o en el convenio colectivo de tu sector.
El primer dato clave, la base de todo, es el salario diario de Ana. Este numerito sale de su salario bruto, que no es otra cosa que lo que cobra antes de que le apliquen las retenciones y los impuestos. Si este concepto te baila un poco, tenemos un artículo que te explica al detalle qué es un sueldo bruto.
Imaginemos que el salario bruto anual de Ana es de 19.710 €. Para sacar su salario por día, la cuenta es sencilla:
Guárdate bien esa cifra de 54 €, porque la vamos a usar para todo lo que viene ahora.
Con el salario diario ya en nuestro poder, podemos empezar a desglosar cada partida del finiquito de Ana, que, recordemos, trabajó hasta el 15 de septiembre.
Salario del mes en curso: Ana ha trabajado 15 días de septiembre que todavía no le han pagado.
Pagas extraordinarias no prorrateadas: Ana tiene derecho a dos pagas extra, una en verano y otra en Navidad. La de verano ya la cobró, así que nos centramos en la de Navidad. Debemos calcular la parte proporcional que ha generado desde el 1 de julio (día 182 del año) hasta el 15 de septiembre (día 258). Han pasado 77 días.
Vacaciones no disfrutadas: Por ley, corresponden 30 días de vacaciones al año, lo que equivale a 2,5 días por cada mes trabajado. Hasta el 15 de septiembre, Ana ha trabajado 8,5 meses.
Al sumar todos los conceptos, obtenemos el importe bruto total del finiquito. Este ejercicio práctico demuestra que, con la información correcta, cualquiera puede hacer una estimación fiable de su liquidación.
El importe bruto total del finiquito de Ana sería, por tanto, la suma de estos tres conceptos:
810 € (salario) + 379,18 € (paga extra) + 337,50 € (vacaciones) = 1.526,68 € brutos.
Este ejemplo, aunque enfocado en un perfil del sector retail, sirve de guía perfecta tanto para empleados como para gestores de RRHH que quieran verificar los cálculos de forma transparente. La clave, como siempre, está en tener a mano los datos del salario y lo que marca el convenio.
Una de las confusiones más habituales al terminar un contrato es mezclar dos conceptos que, aunque se pagan juntos al final, no tienen nada que ver: el finiquito y la indemnización. Para los equipos de RRHH, especialmente en sectores con alta rotación como el retail o la hostelería, tener clara esta distinción es fundamental.
El finiquito es, ni más ni menos, la liquidación de las deudas que la empresa tiene contigo por el trabajo que ya has hecho. Te corresponde siempre. Por otro lado, la indemnización es una compensación económica que solo aparece en casos muy concretos de despido, como un despido objetivo o uno declarado improcedente.
La regla de oro es muy sencilla: siempre vas a tener derecho a finiquito, pero no siempre a indemnización.
Para que quede claro: el finiquito salda las cuentas de lo que ya has generado. La indemnización te compensa por haber perdido el trabajo. Por eso puedes recibir finiquito sin indemnización, pero nunca al revés si te deben salarios.
Entender bien los diferentes tipos de despido laboral es crucial para saber qué te corresponde en cada situación y que no te pille nada por sorpresa.
Los números de uno y otro no tienen ninguna relación. El finiquito es la suma de conceptos salariales que ya son tuyos, mientras que la indemnización se calcula mirando tu antigüedad y el motivo por el que te vas.
La diferencia es tan grande que hasta las cifras medias lo demuestran. En 2022, en España se registraron unos 530.000 despidos. La indemnización media que se pagó fue de 8.251 euros por trabajador. Esta cifra, que a menudo se confunde con el finiquito, depende totalmente del tipo de despido y del sueldo del empleado.
Por ejemplo, un despido improcedente suele dar derecho a una indemnización de 33 días de salario por año trabajado. Es un cálculo totalmente independiente del finiquito.
Que te entreguen el documento de liquidación puede ser un momento tenso, sobre todo en sectores tan dinámicos como la hostelería o el retail. Lo primero que debes saber es, sin duda, lo más importante: no firmes nada con prisas. Tienes todo el derecho del mundo a tomarte tu tiempo para revisar cada concepto y cada cifra con lupa.

Es muy común sentir la presión de cerrar el trámite cuanto antes, pero recuerda que tu firma es la validación de un acuerdo. Si algo no te cuadra, por pequeño que parezca, no tienes ninguna obligación de firmar en el momento. Es totalmente razonable pedir una copia para llevártela a casa y analizarla con calma, o incluso para consultarla con un asesor.
Si crees que hay un error o, simplemente, no tienes claro si los cálculos sobre cómo se calcula un finiquito son los correctos, tienes un as en la manga: firmar añadiendo la coletilla "no conforme". Al escribir esto junto a tu firma, dejas constancia de que no estás de acuerdo con lo que se presenta.
Esta simple acción te da dos ventajas cruciales:
Es una herramienta de protección muy útil que te permite asegurar el cobro sin necesidad de entrar en un conflicto directo en ese mismo instante.
Firmar como "no conforme" es una salvaguarda. Te permite recibir la liquidación que te ofrece la empresa sin renunciar a tu derecho a reclamar cualquier diferencia en el futuro.
Tanto si decides no firmar como si firmas "no conforme", es vital que tengas claros los plazos legales. La ley te da un margen de un año completo desde la fecha del finiquito para presentar cualquier reclamación judicial por las cantidades que consideres que te deben.
Además, para otros trámites importantes como solicitar la prestación por desempleo, vas a necesitar más papeles de la empresa. Aquí es fundamental conocer el certificado de empresa, el documento que acredita oficialmente tu situación de desempleo. Actuar con toda la información en tu mano te dará la tranquilidad de saber que el cierre de esta etapa laboral se hace de forma justa y transparente, protegiendo tus derechos hasta el final.
Tener claras las dudas más habituales es fundamental para cerrar una etapa laboral sin sobresaltos. Tanto si eres empleado como si gestionas los RR. HH. en sectores tan dinámicos como el retail o la hostelería, seguro que estas preguntas te resultan familiares. Vamos a darles respuesta, sin rodeos.
Sí, por supuesto. El finiquito te corresponde siempre, sin importar cómo termine la relación laboral. Piensa que es, simplemente, la liquidación de las cantidades que ya has generado y que la empresa te debe. Hablamos de conceptos como los días que has trabajado en el último mes o las vacaciones que no te has tomado.
Lo que no vas a recibir si te vas por decisión propia es la indemnización por despido. Este concepto es diferente y solo aplica en ciertos tipos de cese que no has iniciado tú.
La ley es muy clara en este punto: la empresa tiene que entregarte el documento de liquidación (el famoso "papel del finiquito") y pagarte el último día de trabajo. No hay que esperar al ciclo normal de pago de nóminas del mes siguiente.
Ojo, porque un retraso que no esté justificado puede acarrear un interés del 10% a tu favor sobre el importe que te deben, tal y como marca el Estatuto de los Trabajadores.
Sí, las lleva. Todas las partes del finiquito que se consideran salario están sujetas a las mismas retenciones y cotizaciones que tu nómina de cada mes. Esto afecta directamente a:
La indemnización por despido, si la hubiera, es un caso aparte y puede estar exenta de tributar hasta ciertos límites legales. Pero los conceptos salariales del finiquito siempre cotizan y tributan, igual que tu sueldo.
Optimizar cómo se gestionan los finiquitos y las nóminas es un paso de gigante para cualquier negocio. Con Shyfter, puedes dejar que la tecnología se encargue de estos cálculos, además de planificar horarios y centralizar toda la gestión de tu equipo. Ahorrarás tiempo y te librarás de errores. Descubre cómo puedes transformar tus RR. HH. en https://shyfter.co/es-es.
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