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Prueba ahora gratisCuando decides dejar un trabajo por tu cuenta, una de las últimas gestiones que tendrás que hacer con la empresa es firmar el finiquito por baja voluntaria. Este documento es, sencillamente, el cierre de cuentas entre ambas partes. No es un extra ni un premio por marcharte; es el pago de todo aquello que ya te has ganado y que la empresa todavía te debe hasta tu último día de trabajo.

En el momento en que un empleado comunica su decisión de irse, se pone en marcha un proceso para cerrar formalmente vuestra relación laboral. El cálculo y pago del finiquito es una de las piezas clave de este proceso. Para quienes gestionan equipos en sectores con mucha rotación, como el retail o la hostelería, tener claro este concepto es vital para llevar una administración de personal ordenada y evitar malentendidos.
Piénsalo como si fueras a cerrar la cuenta en un restaurante. Antes de marcharte, te aseguras de pagar exactamente lo que has consumido. El finiquito funciona bajo la misma lógica: la empresa te paga las cantidades que has "consumido" —o mejor dicho, generado— durante tu tiempo allí y que todavía no te había abonado.
Para que quede todavía más claro, el finiquito se apoya en tres conceptos fundamentales que reflejan el trabajo que ya has hecho. Es una liquidación de deudas, no una compensación por tu decisión de marcharte.
Estos son los elementos que siempre te vas a encontrar en un finiquito por baja voluntaria:
Aquí viene una de las confusiones más frecuentes: mezclar los conceptos de finiquito e indemnización. Es crucial entender que no tienen nada que ver.
El finiquito es un derecho que tienes siempre que termina una relación laboral, sin importar el motivo. En cambio, la indemnización es una compensación económica que solo se recibe en casos muy concretos, como un despido improcedente, pero nunca en una baja voluntaria.
Esta diferencia lo es todo. Al renunciar voluntariamente, eres tú quien decide romper el contrato, por lo que no tienes derecho a ninguna indemnización por despido. Lo que sí tienes garantizado por ley es el cobro del finiquito, que salda las cuentas pendientes que la empresa tiene contigo.
Tanto para los responsables de RR. HH. como para los propios empleados, tener esto claro es fundamental para evitar malentendidos y gestionar las expectativas de forma correcta. Si quieres profundizar en cómo se estructuran estos pagos, puedes aprender más sobre la gestión de nóminas en nuestra plataforma Shyfter.

Calcular un finiquito puede sonar a algo reservado para los expertos de recursos humanos, pero la lógica detrás es bastante sencilla. En esencia, se trata de desglosar y sumar tres conceptos clave que la empresa te debe en el momento en que te vas. Entender cómo se llega a cada cifra te dará la tranquilidad de saber que estás recibiendo lo que te corresponde, ni más ni menos.
Este conocimiento es especialmente útil en sectores tan dinámicos como el retail o la hostelería, donde los cambios de personal son el pan de cada día. Una gestión transparente del finiquito no solo es lo correcto, sino que también refuerza la confianza. Vamos a desglosar cada componente para que puedas revisar tu liquidación sin necesidad de ser un especialista en nóminas.
El primer componente es el más directo y fácil de entender: el pago por el trabajo que ya has hecho. Si tu último día en la empresa no coincide con el final de mes, es lógico que te paguen la parte proporcional del salario por los días que sí has estado al pie del cañón.
La fórmula es bastante simple. Se coge tu salario mensual, se divide entre los días del mes (normalmente se usan 30 como referencia) y así se obtiene tu salario por día. Luego, solo hay que multiplicar esa cifra por los días que trabajaste ese último mes.
Por ejemplo, un store manager en una tienda de ropa que deja su puesto el día 15 de un mes de 30 días, recibirá el salario correspondiente a esas dos semanas de trabajo. Es la base de toda la liquidación, asegurando que no se te quede por el camino ni un céntimo de tu esfuerzo.
Otro pilar fundamental de tu finiquito por baja voluntaria son las vacaciones que has generado pero que no te ha dado tiempo a disfrutar. La ley es clara: tienes derecho a un mínimo de 30 días naturales de vacaciones al año. Si te vas antes de gastarlas todas, la empresa tiene que pagártelas.
Para calcularlo, primero hay que saber cuántos días de vacaciones has acumulado hasta tu fecha de salida. Después, se calcula cuánto vale económicamente un día de tu trabajo y se multiplica por los días de vacaciones que te quedan pendientes.
El cálculo se basa en tu salario diario, y ojo, no solo incluye el sueldo base. También entran los complementos salariales y la parte proporcional de las pagas extras. Es una forma de asegurar que recibes el valor íntegro de ese tiempo de descanso que te has ganado.
El último elemento clave son las pagas extraordinarias. Si no las tienes prorrateadas (es decir, divididas y pagadas en tus 12 nóminas mensuales), has estado acumulando un trocito de ellas cada día que has trabajado. Piensa en ello como una hucha que se va llenando poco a poco a lo largo del año.
El finiquito se encarga de darte la cantidad exacta que has generado hasta tu último día. El cálculo depende de cuándo se generan las pagas según tu convenio (si es semestral o anual). Básicamente, se calcula la parte proporcional desde la última vez que se generó una paga completa hasta tu fecha de salida.
Para hacer todos estos cálculos con precisión, es fundamental que tengas claro tu salario. Si conceptos como salario base, complementos o devengos te suenan a chino, te puede interesar echar un vistazo a nuestro artículo que explica en detalle qué es un sueldo bruto. Entenderlo te dará el poder para verificar cada cifra de tu liquidación.
Finalmente, a la suma de estos tres conceptos se le aplican las deducciones que tocan, principalmente las retenciones de IRPF y las cotizaciones a la Seguridad Social. El resultado es la cantidad neta que verás reflejada en tu cuenta bancaria.
El preaviso no es un simple trámite administrativo; es una pieza clave que influye directamente en la cantidad final que recibirás en tu finiquito por baja voluntaria. Respetarlo no solo demuestra profesionalidad, sino que te evita sorpresas muy desagradables en tu liquidación.
Piénsalo de esta forma: es como las reglas de un juego. Si las sigues, todo sale según lo previsto; si no, prepárate para las penalizaciones. Esta comunicación formal le da a la empresa el tiempo que necesita para reorganizarse, buscar un sustituto y planificar cómo se traspasarán tus tareas.
En sectores de cara al público como el retail o la hostelería, donde la cobertura de turnos es crítica, este margen es fundamental. Permite mantener la calidad del servicio y evita que el resto del equipo acabe sobrecargado. Por eso, la ley protege a las empresas ante una salida abrupta.
La normativa laboral española establece, por defecto, un periodo de preaviso de 15 días naturales para comunicar tu baja voluntaria. Este plazo busca un equilibrio justo: te permite formalizar tu salida con antelación, mientras que la empresa dispone de un margen razonable para gestionar tu marcha.
Pero ojo, que estos 15 días no son una regla universal. Es aquí donde el convenio colectivo entra en juego con toda su fuerza. En algunos sectores, sobre todo los que requieren perfiles más especializados o con mayor responsabilidad, el convenio puede exigir un preaviso superior, llegando incluso a los 30 días.
Es fundamental que, antes de comunicar tu decisión, te tomes un momento para revisar tu contrato y, sobre todo, el convenio colectivo que se te aplica. Ignorar este detalle puede tener un coste económico directo, ya que el cálculo de tu finiquito está totalmente ligado al cumplimiento de este plazo.
Si decides marcharte sin respetar el periodo de preaviso que te corresponde, la empresa tiene todo el derecho legal de descontar de tu finiquito los días que has incumplido. No es una medida arbitraria, sino una compensación por los perjuicios que tu ausencia imprevista puede ocasionar.
El mecanismo es muy simple: por cada día de preaviso que no cumplas, la empresa puede restarte el equivalente a un día de tu salario del importe final del finiquito. Pongamos un ejemplo: si tu convenio marca 15 días y solo avisas con 5 de antelación, la empresa podrá descontarte 10 días de salario.
Es importante destacar que esta penalización se aplica sobre el finiquito. Si el descuento es mayor que el importe total que te correspondía, tu liquidación podría quedar a cero. Eso sí, la empresa no puede exigirte que pagues la diferencia de tu bolsillo.
En sectores tan dinámicos como el retail o la hostelería, donde las condiciones contractuales pueden variar mucho, el convenio colectivo es tu documento de referencia. La regla general en España es clara: el preaviso para una baja voluntaria es de 15 días naturales, salvo que tu convenio diga otra cosa.
Si no cumples, el empresario te descontará los días que faltan. Y aquí la cosa se puede poner seria, porque algunos convenios endurecen la penalización, llegando a descontar dos días de salario por cada día de preaviso no cumplido. Imagínate: si renuncias sin avisar, podrías perder hasta 30 días de salario, dependiendo de lo que dicte el convenio. Este sistema busca equilibrar tus derechos con tus obligaciones.
Para los responsables de recursos humanos, es vital comunicar estas condiciones con claridad desde el primer día y gestionarlas de forma transparente. Una buena herramienta puede simplificar enormemente este proceso. Si quieres optimizar la gestión de ausencias en tu equipo, puedes descubrir más sobre nuestra solución para periodos de preaviso y vacaciones pagadas.
Pasar de la teoría a los números es la mejor forma de aterrizar conceptos y entender de verdad cómo se calcula tu finiquito por baja voluntaria. Por eso, vamos a desglosar un caso práctico, paso a paso, para que puedas ver el proceso en acción y aplicarlo a tu propia situación. Utilizaremos el perfil de una trabajadora del sector retail, un escenario muy común.
Imagina a Ana, jefa de sección en una tienda de moda que ha decidido que es momento de buscar nuevos retos. Su último día en la empresa será el 20 de junio. Vamos a analizar sus datos para ver a cuánto ascendería su liquidación.
Antes de sacar la calculadora, lo primero es recopilar los datos clave. Toda esta información la encontrarás en tu última nómina y en tu contrato de trabajo. Son tus documentos de referencia.
Con esta información sobre la mesa, ya podemos empezar a desgranar cada parte del finiquito de Ana.
Ana trabaja hasta el día 20 de junio, así que la empresa debe pagarle el sueldo correspondiente a esos 20 días. Para ello, primero necesitamos saber cuál es su salario diario. Lo más habitual es usar la referencia de 30 días por mes.
Perfecto. Ana recibirá 1.000 € brutos por el trabajo que ha realizado durante su último mes.
Ahora toca ponerle precio a esos días de vacaciones que Ana ha generado pero que no ha llegado a disfrutar. Por ley, le corresponden 30 días naturales por año trabajado. Como se marcha el 20 de junio, tenemos que calcular la parte proporcional. Desde el 1 de enero hasta el 20 de junio han pasado 170 días (31 ene + 28 feb + 31 mar + 30 abr + 31 may + 20 jun).
Para saber cuánto dinero es eso, volvemos a usar su salario diario.
Esta es la cantidad que la empresa debe abonarle por el descanso que le correspondía y no pudo tomar.
El último gran bloque es la parte de la paga extra de verano que Ana ha ido acumulando. La última que cobró fue la de Navidad (generada hasta el 31 de diciembre), así que el contador para la paga de verano se puso a cero el 1 de enero.
Esta infografía muestra de forma muy visual cómo el preaviso protege tu finiquito, mientras que no respetarlo implica una penalización económica directa.

Como ves, avisar con tiempo te asegura recibir el importe íntegro. Una salida sin preaviso, en cambio, activará un descuento en tu liquidación final.
Ya casi hemos terminado. Ahora solo nos queda sumar todos los importes brutos que hemos calculado para obtener el total del finiquito.
Total Bruto del Finiquito = Salario de junio + Vacaciones + Paga Extra
1.000 € + 198,50 € + 1.416,67 € = 2.615,17 €
Ojo, esta es la cantidad bruta. Sobre este total, la empresa aplicará las deducciones de la Seguridad Social y la retención de IRPF que corresponda. Si usamos el 12% de IRPF de nuestro ejemplo:
El resultado final, una vez restadas esta y otras deducciones, será la cantidad neta que Ana recibirá en su cuenta. Entender de dónde sale cada cifra es clave. Si quieres profundizar, puedes echar un vistazo a nuestra guía sobre cómo se hace la nómina para dominar todos los conceptos. Este ejercicio práctico te da el poder de revisar tu propia liquidación y asegurarte de que todo cuadra.
Una de las dudas más recurrentes al cerrar una etapa laboral es si el finiquito por baja voluntaria viene con una indemnización bajo el brazo. La respuesta es rotunda: no. Y entender bien por qué es clave para evitar malentendidos y frustraciones.
Piénsalo así: el finiquito es la factura final, el ajuste de cuentas entre tú y la empresa. Es el dinero que ya te has ganado y que te pertenece por derecho: el salario de los últimos días trabajados, las vacaciones que no te tomaste y la parte proporcional de las pagas extra. Es una liquidación de deudas, no una compensación por irte.
La indemnización, en cambio, juega en otra liga. Funciona como un colchón económico que la empresa te da cuando el fin del contrato no es cosa tuya, sino una decisión que toman ellos, como en un despido.
La clave para entender por qué no hay indemnización cuando te vas por tu propio pie está en quién toma la iniciativa. Cuando presentas tu baja voluntaria, eres tú quien decide poner fin a la relación laboral. La ley interpreta que, al ser una decisión personal y meditada, no existe un perjuicio que la empresa deba compensarte.
Por el contrario, la indemnización nace para protegerte en situaciones donde pierdes el trabajo sin quererlo. Su objetivo es amortiguar el golpe económico mientras buscas una nueva oportunidad laboral.
El finiquito liquida lo que ya es tuyo, saldando las deudas económicas pendientes. La indemnización compensa la pérdida del puesto de trabajo en escenarios específicos como el despido.
Para los equipos de Recursos Humanos, sobre todo en sectores con mucha rotación como el retail o la hostelería, explicar esta diferencia con total transparencia es fundamental. Una comunicación clara desde el minuto uno evita reclamaciones y garantiza que la salida sea un proceso profesional y sin roces.
Aunque tu finiquito por baja voluntaria nunca incluirá una indemnización, no está de más saber cuándo sí tienes derecho a ella. En España, solo los despidos objetivos e improcedentes dan lugar a una indemnización, que puede llegar hasta los 33 días por año trabajado. Como hemos visto, el finiquito se limita a liquidar los derechos económicos que ya has generado. Por eso, los expertos siempre aconsejan echar un vistazo al convenio colectivo, ya que a veces puede incluir condiciones más favorables. Puedes descubrir más detalles sobre los diferentes tipos de despido en España.
Para que quede todavía más claro, aquí tienes un resumen rápido:
Tener estos conceptos claros te da el control de tu situación financiera cuando decides cambiar de aires. Una buena planificación y una comunicación fluida con RR. HH. son tus mejores bazas para cerrar una etapa sin sorpresas. Así, tanto tú como la empresa podéis seguir adelante de la mejor manera. La gestión de estas salidas es un aspecto clave del planning management moderno, y una herramienta como Shyfter puede ayudar a organizar estos procesos.

Una vez que has decidido cerrar una etapa profesional, toca ponerse con el papeleo para formalizar tu salida. Aunque parezca un mero trámite, gestionar bien toda la documentación es clave para que la transición sea fluida y sin dolores de cabeza, tanto para ti como para Recursos Humanos.
Este proceso garantiza que todo quede bien atado y registrado por escrito. Digamos que es la base para cerrar la relación laboral de forma profesional y ordenada.
Este es tu comunicado oficial a la empresa. La carta de baja voluntaria no tiene por qué ser un documento enrevesado, pero sí necesita incluir ciertos datos para que tenga plena validez. Su principal objetivo es dejar constancia clara de tu decisión y, sobre todo, de la fecha en que la comunicas, algo fundamental para calcular el preaviso.
Para que tu carta cumpla su función, asegúrate de que no falte nada de esto:
Un consejo práctico: entrega siempre dos copias. Una para la empresa y otra para ti, pidiendo que te la sellen o firmen como recibida. Este pequeño gesto te proporciona un resguardo con total validez legal.
Cuando llegue tu último día, la empresa te entregará el famoso documento de liquidación, saldo y finiquito. Este papel es, básicamente, el desglose detallado de todos los conceptos que forman tu finiquito por baja voluntaria. Es vital que te lo mires con lupa antes de firmar nada.
Aquí debes comprobar que las cifras del salario del último mes, las vacaciones que no has disfrutado y la parte proporcional de las pagas extra cuadran. Si tienes la más mínima duda sobre algún cálculo, estás en tu pleno derecho de mostrar tu disconformidad.
Una práctica muy habitual y totalmente legal es firmar como "no conforme" justo al lado de tu firma. Esto no significa que vayas a la guerra, simplemente te permite cobrar el dinero mientras te guardas el derecho a reclamar más adelante si, al revisarlo con más calma, encuentras algún error.
Además del finiquito, la empresa está obligada a darte el certificado de empresa. Aunque al irte por tu cuenta no tienes derecho a paro, este documento es imprescindible para cualquier gestión que hagas en el futuro con el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Si quieres entender mejor su importancia, te recomendamos leer nuestro artículo que explica en detalle qué es un certificado de empresa.
Por último, asegúrate de que te entregan las últimas nóminas si todavía no las tienes. Tener toda esta documentación bien organizada te dará la tranquilidad de haber cerrado tu etapa laboral como es debido y facilitará cualquier trámite futuro.
Para terminar esta guía, vamos a abordar las preguntas más habituales que surgen cuando decides dar este paso. Tener las ideas claras te dará la tranquilidad que necesitas para gestionar tu salida de la empresa sabiendo exactamente cuáles son tus derechos y obligaciones.
La respuesta corta es no. En España, si decides dejar tu trabajo por iniciativa propia, no se considera una situación legal que te dé acceso a la prestación por desempleo. El paro está pensado para protegerte cuando la pérdida del empleo es por causas ajenas a tu voluntad, como un despido o el fin de un contrato temporal. Es un detalle crucial a tener en cuenta al planificar tus finanzas.
El finiquito no es opcional, es una obligación legal de la empresa. Si se niegan a pagártelo o no estás de acuerdo con la cantidad que te proponen, el primer paso es firmar el documento añadiendo de tu puño y letra la frase "no conforme" junto a la fecha. Este pequeño gesto te permite cobrar lo que te ofrecen en ese momento sin perder tu derecho a reclamar lo que falta.
Después de eso, el camino a seguir sería este:
Recuerda que tienes un plazo de un año desde tu último día de trabajo para iniciar esta reclamación.
Rotundamente no. La empresa no puede imponerte que disfrutes tus vacaciones pendientes durante el preaviso, a menos que sea un acuerdo que os beneficie a ambos y estéis los dos de acuerdo. Las vacaciones que no has disfrutado son un derecho económico que has ido acumulando, y lo normal es que te las paguen en el finiquito.
Piensa en sectores como la hostelería o el comercio, donde la planificación de turnos es clave. La empresa necesita abonar esos días para no descuadrar toda la organización del equipo.
Lo más habitual, y lo más recomendable para un cierre limpio, es que la empresa te entregue la liquidación y te haga el pago el último día que trabajas. Sin embargo, no siempre es así. Algunos convenios colectivos pueden fijar plazos diferentes, por lo que nunca está de más echarle un vistazo al tuyo.
Gestionar las salidas del personal de forma eficiente es vital para la salud de cualquier negocio. En Shyfter, ofrecemos herramientas que simplifican y automatizan los procesos de RR. HH., desde la planificación de horarios hasta la gestión de ausencias, asegurando que todo se maneje con claridad y profesionalidad. Descubre cómo podemos ayudarte en https://shyfter.co/es-es.
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